martes, 28 de septiembre de 2010

Las "pizarritas"


(La foto es de Justo Rodríguez. Fotógrafo de prensa)

Si usted gusta de leer el menú y las ofertas de los bares que circundan el centro de nuestra ciudad, está de mala suerte: a nuestros actuales gobernantes no les gustan las “pizarritas” en la puerta de los bares. O al menos eso es lo que le han notificado a los negocios de restauración del centro que usaban este “innovador artilugio” para atraer a sus clientes. Aunque parece que ya han dado marcha atrás.

La “potente” herramienta que el PSOE se ha sacado de la manga para dinamizar el comercio del centro de nuestra ciudad, el Plan de Urbanismo Comercial, le ha declarado la guerra a esos tablones de color verde oscuro, o negro, normalmente con un marco de madera, algo de propaganda y sobre los que se suele pintar con una barrita de polvo prensado llamado tiza. A nuestros exquisitos gobernantes no les gustan las “pizarritas”.

Sin ninguna duda es justo decir que la imagen es importante. Si queremos ser una ciudad atractiva para el turismo y que nuestros establecimientos sean de calidad tenemos la obligación de cuidar y uniformar la imagen de nuestra ciudad. Pero ¿se preocuparía usted de que las paredes de su casa estén sucias si la estructura se le está cayendo?. Pues eso, que para mandar hay que tener criterio y sentido de la oportunidad.

Si la ciudad está sucia, si estamos perdiendo viajeros en nuestro aeropuerto, si el servicio de autobuses no funciona y para acceder al centro tiene usted que venir andando, aparcar en el parque de la unión o dejarse un dinerito en uno de los aparcamientos subterráneos. ¿Ve usted lógico que la forma de potenciar el comercio sea quitando las “pizarritas”?

Arreglemos primero la estructura de nuestra casa y una vez hecho esto, ya nos preocuparemos de limpiarla y ponerla coqueta. Todo lo demás no es más que ganas de molestar y tener el norte perdido.

Ahora parece que se han dado cuenta de la metedura de pata pero ya estamos esperando la siguiente “idea genial”. ¿Prohibirán a los tenderos que lleven las tizas detrás de la oreja, que se envuelvan los churros en papel de estraza y que apunten las comandas en la barra? Cualquiera sabe, como decía mi abuela, no hay nada más peligroso que “un mono con dos pistolas”

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