domingo, 27 de diciembre de 2009

Lo que fue, lo que es y lo que pudo ser

Hoy he recibido una llamada de un amigo para informarme del lamentable estado en el que está la que era una de las principales industrias de la ciudad, la azucarera de Guadalcacín. La empresa ha comenzado el desmantelamiento y el espectáculo es dantesco.

Sin ninguna duda Jerez fue lo que hoy no es. Jerez ha sido y aún conserva, pero ni por asomo es lo que era. Basta decir que hace treinta años nuestra ciudad recibía profesionales altamente cualificados que venían de otros puntos de la geografía española para hacer prosperar nuestro tejido agroindustrial. Hoy tenemos una importante fuga de profesionales en busca de oportunidades de trabajo fuera de nuestra ciudad. Aquí quedamos, los de siempre, los que no nos resignamos a seguir asistiendo a eventos en los que sólo se hable de lo que Jerez fue, los que quizás no presumamos tanto de jerezanos, a los que sin duda nos gusta el sonido de la zambomba pero preferiríamos el olor a remolacha, el tiznajo blanco en el cielo de la fábrica de botellas y las calles emborrachadas de nuestros caldos. Esa es la realidad de Jerez.

Y la pena es que nuestra ciudad, pudo ser, hubo un momento en el que si se hubiese apostado firmemente por un proyecto, sin fisuras, sin intereses partidistas estos podría haber despegado. El Centro Agroindustrial que inició Maria José García- Pelayo de la mano de Miguel Arias, era ese tren al que nos debíamos haber montado todos. De hecho, mientras los nuevos inquilinos de la calle Consistorio estaban muy preocupados por cambiarle el nombre y el modelo de negocio planteado, un nuevo Secretario de Estado se llevó las inversiones prevista para su tierra (le gustó la idea, aunque no la ubicación.....)

Recuerdo aquel eslogan, "Jerez, la ciudad que viene" pero Jerez perdió un tren muy importante y nunca llegó.

Aun así, que a nadie le quepa la menor duda de que Jerez volverá a ser " la ciudad que viene" y esta vez sí llegará. Probablemente nuestro cielo no se volverá a llenar de humo blanco. Es improbable que volvamos a levantarnos con el olor a remolacha. Pero el sonido de nuestras zambombas no debe ser lo que más se oiga en nuestra ciudad. Que sigan sonando, pero sólo después de la jornada laboral. Habrá que llenar Jerez de cables y redes, de nuevas energías, de probetas, laboratorios y cadenas de envasado, de aviones, trenes y grandes camiones. Habrá que traer hasta nuestra ciudad el río y hasta un puerto. Y todas las casas que necesitemos, no podemos renunciar tampoco a lo ha sido un motor importante de la ciudad simplemente porque ahora no sea "políticamente correcto". Primero el trabajo y después nos dedicaremos a la lírica.

Tendremos que convencer a propios y extraños de que Jerez es, verdaderamente, la ciudad que viene. Y que a nadie le quepa la menor duda, de que lo conseguiremos. Jerez será.

(La foto la he obtenido del Blog Entorno a Jerez de José y Agustín García Lázaro)

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La libertad política es la condición previa del desarrollo económico y del cambio social. John Fitzgerald Kennedy